Al igual que en el mes de marzo, las temperaturas son más agradables y las jornadas de esquí discurren en ambientes veraniegos que, combinado con la propia actividad del esquí, llenan el cuerpo de una energía especial. Ésta misma energía se respira también en las fiestas après-ski y durante la noche en los distintos locales y zonas del Principado de Andorra.
El final de la temporada también viene acompañado de precios más bajos en cuanto a reservas de hotel se refiere, un factor determinante para apostar por este mes para venir a esquiar.
Si la temporada se ha desarrollado de forma habitual, las condiciones de nieve suelen ser buenas, permitiendo esquiar en todas las pistas y fuera pistas de la estación. A no ser que coincidamos con alguna nevada reciente, la nieve suele encontrarse en estado de nieve primavera. Esta nieve se caracteriza por transformarse mucho durante la jornada, pasando de nieve dura por la mañana a nieve primavera o incluso agua al final del día.